BOSNIA, MOSTAR, TIERRA DE TODOS, TIERRA DE NADIE

Cap 1 - Campamento a las afueras de Ivanika – Bosnia Herzegovina.
Sola. Aun con gente alrededor, sabiendo quien eran sus amigos y en momentos, disfrutando de la soledad La noche caía. Se sentó en las escaleras del barracón, como muchas otras veces. Se había convertido en una costumbre, le gustaba observar el horizonte siempre antes de dormir. Tariz la siguió. Se metió entre sus piernas y acabo abrazándose a ella con mucha intensidad. Estaba inquieta pero era demasiado pequeña para comprender tantos cambios a su alrededor. La miró y la abrazo con mucha ternura. Su pequeño cuerpo se acurruco. La niña fue cerrando los ojillos. Pero cuando la tenia cerca, su mundo cambiaba. Nunca había pensado en ser madre, solo habían sido sueños, pero ahora, aun no siéndolo, tenia total responsabilidad sobre esta niña. Y.. la quería tanto ¡
Miro al cielo. La luna llena las observabas de forma sarcástica y socarrona. Se presagiaba calor en el ambiente. Las estrellas brillaban con demasiada intensidad uniéndose al color rojizo de los incendios de los campos. Los rebeldes no dejaban nada a su paso y cada vez ..... cada vez estaban mas cerca. El olor a trigo quemado, a campo arrasado, le llegaba como ardientes bocanadas difíciles de respirar. No era olor de flores, sino a pólvora y a fuego.
El campo estaba ubicado sobre una colina desde desde donde se divisaba el pueblo a unos 3 kms y los alrededores. No era muy grande. Unas tiendas de campaña, unos 10 barracones, (muy parecidas a las casetas de obra) y un edificio de hormigón donde se ubicaba el servicio medico, el almacén, el comedor y una tienda con lo más necesario, aunque siempre faltaba algo. Se calentaban con hogueras y una simple lampara, servia de iluminación nocturna. Todo cercado, como protección. Mas o menos a unos 30 Kms, estaba la capital y algunos destacamentos militares. Cuando llegó, el trigo ganaba a los arboles y el ganado pastaba con tranquilidad. Los montes eran verdes, con un gran bosque. El aire no era puro debido a la contaminación, pero pronto sus pulmones se acostumbraron a respirar ese aire cargado de minerales. Ahora, gran parte estaba siendo quemado. Atrás quedaban restos de tiempos mejores en los que Visoko fue la capital del antiguo reino de Bosnia. El Convento de Mili, de la orden de los franciscanos, se veía a lo lejos y todavía era respetado. La escuela publica se estaba quedando vacía y hoy se había decidido suspender las clases. Las carreteras estaban llenas de largas caravanas de carros, automóviles y gente andando huyendo sin destino.

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