India


Con Shari y descalza por los templos. Madras,(Chenai)
Por fin he podido encontrar en esta tierra de colores insospechados, de gente muy rica en sabiduría y de contrastes, un momento para poder enviarte un recuerdo. Llegamos al sur de la India, con varias horas de retraso. Curiosa forma de llegar a un país que siempre te ha atraído, de noche, en medio de una humedad a la cual no estas acostumbrada. Las dos de la mañana y el aeropuerto se parece mas a un mercado que a una terminal de viajes. Gente corriendo, con carteles en búsqueda de turistas medio dormidos. Tenderetes con estraños liquidos de todos los colores. Camisetas y manos llenos de billetes ofreciendote cambio. El aire viciado, el calor enorme y los olores me recuerdan al azafrán de las paellas. Salimos buscando nuestro nombre y un chico de unos 26 años nos espera. Como definir el trolebús que nos esperaba?. De un color perdido, mas bien amarillento, ventanas cerradas y sin aire. Me recordaba a aquellas imágenes de un antiguo explorador en el momento de cualquier excavación. solo faltaban las maletas encima. Un collar de flores blancas de intenso olor, nuestro nombres expresados con acento raro y partimos con rumbo desconocido. Fue chocante. No se cuantas horas mas nos pudo costar intentar estas llamadas ciudades con bastante loco al volante, motos con toda la familia y sin casco por unos caminos de tierra. Eran las 3 de la mañana de alli. Y aun asi, niños jugando en las calles, gruas tapando grietas y bares abiertos. El asfalto, las normas de seguridad y los semáforos inexistentes. El cansancio hizo que cerrara los ojos. 20 horas de viaje. Es fácil confundirse al pensar que puedes estar en África, (algunos son demasiado oscuros) o en la India.


India 2Mahabalipuram, selva, crtas salvajes y costa.


Con nosotros un guia que habla ingles y español perfectamente. ja ja Menos mal.. porque no salimos del Telenu, el Shif o algún dialecto muy difícil de comprender. Madras quedo atrás casi sin visitar y empezamos a bajar la costa hasta llegar a un hotel de ensueño en un pueblo llamado Mahalabulupur. Las habitaciones parecen casitas de paja, extensos jardines con pájaros, plantas de todos los colores , piscinas paradisíacas y gente sonriendo. El hotel, grandes zonas abiertas. Lujo asiatico dicen. Esta zona fue la mas perdida por el tsunami pero lo volvieron a construir. Aun quedan muchas marcas de esa desdicha, en las ruinas que nos hemos encontrado. No dejo de pensar en aquella frase, “ No mal que por bien no venga”. Se descubrió una cuidad perdida con unos templos enterrados. Lo tenemos enfrente en la costa. No dejo de mirar el agua por si se retira. aun asi no dejo de pensar en aquellas imagenes que nos inundaron en los medios de comunicacion. esos ojos de esa niña perdida. Me gusta el olor del mar, la paz de su sonido, su color pero no la intranquilidad de ver como te pueden comer las olas. En un tiempo fui una navegante con espíritu aventurero pero lo perdí ese día en el que me hundí. Mirándolo desde la mesa del restaurante, pensaba en todos aquellos que en esa gente que estuviesen cenando en mi misma mesa, cuando llego la ola, Soy demasiado imaginativa y a veces demasiado novelesca. Oía sus gritos de sorpresa, el ruido de las sillas al caer, los niños en volandas. Soñé con la ola, soñé con el mar. El pueblo era una mezcla de chocar y casitas. Las calles con un gentío enorme, sentados en las aceras, con extrañas bebidas o comiendo unas empanadas refritas. Los vendedores te cogen de la mano para enseñarte sus artículos. Sedas, inciensos, joyas, alfombras, cerámicas, cobre…..Les encanta agasajar al visitante. Té, una pastita y charla rato, aunque no les compres nada. Aun se ven fotografías con los rastros de la desgracia, con dioses en las puertas o con alfombras de flores.


Con 30 grados, la mochila a cuestas, una ligera lluvia y nuestra furgoneta con un aire acondicionado muy preparado, seguimos bajando por esas carreteras sin destino. Depositamos toda nuestra confianza en el chofer..... (No queda mas remedio), deseando que no se salga de la carretera. Rodeamos la costa y el templo que antes solo era una forma en el horizonte se alzó delante nuestro. Al borde del mar, todavía con muchas piedras. No son como los nuestros. Los pueblos son muy pobres, las casas aun son chozas de paja. De todas formas este país es un perfecto desorden dentro de un orden. El monumento a Gandhi es austero pero con grandes figueras en las piedras y un gran jardín. Las mujeres con sus Sharis de colores, sus flores en el pelo, sus aros en la nariz y a veces descalzas. También es cierto que el calzado se queda en la puerta. Sorprendidos la 1º vez que dejamos nuestras zapatillas, pero ya acostumbrados, no dejamos por ello, de corretear por las piedras. Mi padre me dijo una vez, “ donde fueres, haz lo que vieres” . Mis calcetines tipo medias, llaman mucho la atencion. Incluso hago broma con una Sra. intentándoselos cambiarle cinco pares nuevos por su shari rojo intenso con dibujos. Es difícil entender el idioma, pero todos lo intentan. Son serviciales hasta limites. Siempre riéndose con sus dientes blanquecinos. No pasa la primera noche que las primeras palabras como “Maneste..” con las manos en cruz que quiere decir gracias.


Madurai, escalones y urbanitas
Seguimos nuestro camino, con nuestro trolebús. No es, el mismo que vino a buscar al aeropuerto. Es mas grande, mas cómodo. Deniis, nuestro guía, nos mira con disimulo pero con mucho asombro. Somos un grupo curioso pero muy raro parra el. 3 chicas, independientes, sin ánimos de cambiar y muy viajeras. 4 chicos solteros de diversas edades en la misma línea. El ya tiene su matrimonio concertado, aun sin apenas conocer a su futura esposa. Su cultura induce a este compromiso tan extraño para nosotros. En ello incluye tener hijos. El sexo femenino va escondido detrás de unos Sharis. No es bueno de su cultura enseñar los hombros o las piernas aunque no les importa dejar salir esos michelines tan morenito. Su piel es aceitunada tornándose mas clara según vamos hacia el sur del país. Cada día nos indica nuestra vestimenta, aunque al ser turistas y la temperatura hace que los pantalones cortos no se queden en la maleta. Ya casi no echamos en falta las zapatillas y con la aparición de las primeras lluvias, nuestros pies mojados agradecen el no estar encerrados. La comida es muy picante. “No spicy.. No spacy” he aprendido a decir, con ese ingles chapucero. Eso no nos para de entrar en una tabernilla de cualquier pueblo y comer como ellos. Si, lo hacemos aun con mucho cuidado. El agua toda de botella, aunque probando todas esa marcas de cerveza foráneas. Es buena, suave. Arroz, pollo, pescado y sobre todo plátanos. Los Tes., de especies, de chocolate, los cafés diversos y las frutas de la pasión. Paramos en medio de la selva para ver una casita de madera donde fabrican la seda. Muchos gusanillos blancos comiendo hojas de morera. Quien no ha tenido de niño, una gusanillo suave corriendo por los dedos?.


Las mujeres visten en colores vivos y los hombres con esas especies de túnicas hasta los pies. Los niños se nos acercan y repartimos caramelos y juguetes. Algunos se parecen a Mogly, del libro de la selva. Olores fuertes pero no se hacen desagradables. Volvemos a la civilización visitando templos. Son muy decorados, muy pintados, a veces sofocantes, algo cargados en exceso. Me recuerdan a los ninots de las fallas. Compiten con la colonia de monos saltando entre ellos. Huimos de estos animales, porque muerden. Y no hay nada peor que una mordedura. Vamos vacunados por si acaso. Delante nuestro y entre calles, observamos el templo de RockFort,en la zona de Tamil Nadu. Para llegar hay que callejear, subir una calle, pasar una puerta y 500 escalones te contemplan para llegar a otro templo y claro... como sabes todo lo que se sube hay que bajarlo después. Como no dejar que el monje con un taparrabos te bendiga después del esfuerzo...? Aquí el tiempo es relativo, no duermen, no cierran los negocios a ninguna hora, puedes pasear con una ligera tranquilidad si no haces ostentaciones, aunque a todo el mundo lleva joyas... pendientes, anillos.....
Miel, incienso y mucha pasión

Madurai, unión de cuidad y pueblo, Cuidad de miel, la llaman. Ciudad de las mujeres también. Orden y desorden. Como en los demas sitios que hemos estado, la cuidad es un caos dentro de un orden. Me encanta observar los tenderetes, las caras de la gente, como viven. a veces con mucho respeto, meto la cabeza en alguna casa. Son austeras, con pocas cosas pero no quieren mas. hablamos con ellos, Intentan entendernos. nos llevan. Las mujeres nos observan, los niños juegan con nosotros y los hombres a veces ni nos ven. no dejamos de entrar en sus chiringuitos, en sus almacenes de inciendo, ceramica y ropa. No dejamos de asombrarnos con lo que son campaces de vendernos.Todo de mucho colorido. Oimos musica y acabamos sentados en una boda. Una chica muy joven con ojos miedosos veia como su familia agasajaba con frutas y grandes platos de comida a su futuro marido. la musica del Dholack, (Tambor), junto con las notas que salian de unas largas tropetas nos daban paz.
De noche y en plena ceremonia dentro de un templo. Todas con sharis, con los hombros tapados y a ser posible con pantalones largos. Estamos en plenas procesiones. Es obligatorio hacer ofrendas a la reina Shiva. El templo de Meenakshi es grande y la gente siente. Entramos en el templo, Austero por dentro, todo de piedra gris y sobrecargado por fuera. Descalzos sintiendo las frías piedras que contrastan con la humedad de septiembre. Observo como caminan felices las familias enteras. El olor a incienso es fuerte , la cera de las velas cae al suelo haciendo cascadas. Los tambores y demás instrumentos rompen el silencio. Los hombres sagrados, seguimos por otros con abanicos rompen nuestro paseo. Debemos darles paso. Son ellos los que mandan. Sus facciones duras, oscuras, son difíciles de reconocer debajo de ese polvo blanco que llevan en la cara. Polvo resultado de la quema de las cenizas. Su ojos están perdidos en el mundo de la religión. El silencio vuelve a nosotros y con mucho respeto, con los brazos en cruz dejamos pasar a la procesión, a la urna, a los que van con unos abanicos de pluma muy largo y a todos los seguidores. No puedo dejar de contarte que la sensibilidad esta a flor de piel y es difícil no estremecerse con una ceremonia como esta. Seguimos paseando por el templo. Una pareja de novios , ataviados con las vestimentas largas, los collares de flores y joyas , sentados en un rincón se dejan agasajar por sus conocidos. Rezan y se ofrecer a los dioses del templo. No es la única que nos encontramos. Las niñas son muy jóvenes, ellos no pasan de los 30. curiosa mezcla entre turistas perdidos, foráneos, hombres santos casi desnudos, algún despistado y algún animal corriendo entre la gente. Este templo es mas chocante de noche que de día. Las figuras de la puerta se vuelven grotescas con las luces nocturnas. ya no hay monos. Las expresiones suaves de los monjes, contrastan con sus caras extasiadas por la noche. El humo de las velas, el intenso olor de las flores, el incienso todo se convierte en una nube a veces mareante. No es tarde cuando salimos , pero hasta nosotros nos a emocionado . Dhenhiss esta extasiado. Le respetamos, incluso le descargamos de sus obligaciones aun con cierta ofensa por parte de el, pensado que se a equivocado en algo.


Sin dote pero con hombres santos




Los monjes, por mucho que me los miro, vayas donde vayas, tienen expresión extasiada. No me gustaría encontrármelos en una esquina. Es una primera impresión, pero luego se te acercan, te bendicen, te ponen un punto del color de la diosa a la que adoren en la frente y son adorables. Son dignos de admiración la devoción que tienen en este país por los dioses. Nuestro guía ayuna los miércoles pero no deja de llevar comida a la diosa Shiva o a Buda. No nos entiende mucho pero pone mucho de parte para que no nos aburramos. Le atosigamos a preguntas. Es una cultura curiosa, diversa y extraña. Los matrimonios son para toda la vida y el 98 por ciento concertados por los padres. No existe el divorcio y si lo hacen , se arriesgan al vació de la sociedad. Si no se casan con quien están comprometidos, deben salir de la ciudad y no volver. Según ellos, si los padres eligen , esta bien. Aun así no les veo como una sociedad conformista. Teóricamente los hombres son fieles. Se anulado la dote, (pecado y penado por la ley). La prevención en el trabajo es cero. Las leyes de trafico… cero. Nuestro conductor lo hace muy bien, aunque tengo que confesarte que pocas veces miramos hacia delante. Paramos en un pueblo difícil de recordar el nombre. Entramos en un restaurante. Las mesas llenas, no hay cubiertos. Comen encima de hojas de parra y con las manos. Arroz, plátano y verduras. Y seguro que con mucho picante. Hoy nos estamos osados. Pero no dejo de comprar algo parecido a una bolsa de dulces y patatas fritas pero de plátano y yuca. No esta mal, pero los dulces son dulces… demasiado dulces. Son muy golosos. Les gustan los pasteles pero con demasiado azúcar. Me quedo mirando un edificio. Los andamios son de caña, bien atados. El sistema de carga , es la fuerza humana. Y las poleas, los propios obreros subiendo por una escalera raquítica. Mirando esa escena me transporto al antiguo Egipto. Mas allá volvemos a parar. Campos de arroz, donde los niños se confunden entre los prados. Los padres , juntos espolvorean los cazos como nosotros lo hacemos aquí mediante maquinas especiales. La unión de los colores vivos hacen que la imagen sea de una belleza increíble. Mas allá, un niño detrás de la falda de su abuela nos observa. Es una mezcla de salvaje selvático pero sus ojos son dulces. Me acerco. Me mira con curiosidad. Le ofrezco un juguete. Viene, estira la mano, lo coge sin saber que hacer. El morro de la cabra se pone en medio. Porque ella no lo va oler?
Entramos hacia la provincia de Kerala.. El paisaje cambia y todo se vuelve frondoso, verde y hasta cataratas con una fuerza en el agua que ya querríamos en nuestros ríos. Plantaciones de te.. de piña, caucho, arroz, Te… Largas sabanas colgadas de cuerdas. Grupos en donde la mujer las lava y el hombre las cuelga.

Ghanesh, rio turbio y cunas colgando
Y nuestro autobús se quedo varado en medio de una calle. Ceremonia de lavado sagrado. Una procesión muy llamativa, las calles llenas , los coches parados y una multitud, enloquecida cantando. Flores, collares y joyas unidos a Sharis, todos los colores. Las caras blancas y hombres santos medio desnudos. En el centro, la virgen. Mas bien la diosa Ghanesh cara de elefante, gran corona y en un trono. De color rosa y decorada. Los devotos la llevan con verdadera locura. Llegaron a lo alto del puente y después de un grito, tiraron a su diosa, las ofrendas y a ellos mismos. Desde la orilla, los cánticos subieron de tono y la procesión fue sumergiéndose en esa aguas marrones viscosas. Vestidos, sin soltar sus regalos. Algunos hasta buceaban. No podía dejar de mirar esa mirada que tenían todos, totalmente extraviada. La devoción a un dios es muy extraña e incomprensible para alguien totalmente agnóstica. Estamos fuera de todos los circuitos turísticos, y en algunos pueblos somos la atracción. Subimos por la calle hasta las puertas del templo. El monzón estaba descansando. Dejamos las zapatillas en la puerta y entramos. Que bonito, que especial que grande. Se compone de varios templos en uno. Varios edificios y bien repartidos. El patio, de piedra ya redondeada por los años y los paseos de los devotos. Están calientes y vamos saltando buscando ese trocito de hierva mojada. Grupos de gente repartidos comiendo o riendo. Los niños jugando. Una pareja tímidamente cerca, hablando vigilada por la madre. En un pasillo lleno de arcadas, los hombres santos rezando con su posición de yoga. Que dificultad. Como pueden poner así las piernas.? Que dolor!! En un altar unas extrañas figuras de madera simulando cunas cuelgan de una cuerda. Son las ofrendas que ofrecen las mujeres para poder tener hijos. En el interior gris, solo iluminado por los colores de los dioses. Las figuras doradas y rojas. Cada ves hay mas gente dentro. Cada vez menos espacio. En el jardín la lluvia fina, el cielo muy gris y el agua cada vez mas fuerte. El monzón habìa vuelto. Es un momento de éxtasis que nos coge a todos. Sentimientos y experiencia a flor de piel. Hacia calor o lo tenia yo. Necesite salir y empecé a caminar hacia la puerta, en donde las personas se quedaban paradas produciendo un tapón. Necesitaba respirar, salir del templo. Los foráneos, se quedaron apretujados tapando la salida. No se movían. Recordé aquellas noticias sobre las estampidas de los templos... Ugg tenia que salir.. empuje discretamente. Los demás me siguieron. Fuimos abriendo camino hasta la libertad. Llovía fuerte y las piedras frías que cuanto toque el suelo mojado, me despertó. Fue una sensación extraña pero no única. Todos agradecimos el poder huir de la presión interior. Sin saber como acabamos bailando y riendo. DHENIERS, empieza a no asombrarse de nuestra actitud. Simplemente nos observa y se rie. Los vendedores con estrañas pulseras, pendientes o figuras nos atosigan. Huimos hacia el autobús, esquivando las piedras y los baches del suelo. Un grupo de niñas se rien. Parecen princesitas de un cuento. Vestidos llamativos, muy decorados, pendientes y pulseras que hacen música y con purpurina descantado su piel oscura aceitunada. Muy brillantes De niñas las visten de una forma muy kich, de mayores tapan su cuerpo.

Periyar, tigres y lagos
Dejamos los templos y cambiamos de rumbo. Hemos llegado casi debajo del país. El paisaje va cambiando a medida que nos integramos en la selva. La carretera antes llena e baches , esta mejor asfaltada. Va subiendo entre curvas y cascadas. Todo muy verde. paramos en un punto donde el paisaje que se divisa es increíble. Estamos arriba y el día es claro. El bar, de madera, va unido a una tienda poco turística. Tienen Tes. de todas clases y como no, me llevo el de chocolate. Aun así, con mucha curiosidad me acerco a la mesa de nuestros foráneos. Dhenhiss me ofrece una silla y en un idioma internacional, (español, algunas palabras en indio , francés e ingles) , nos entendemos. Es una cultura que suscita mucha curiosidad. Respeto sus creencias, sus ideas y sus costumbres. Se puede aprender mucho aunque quizás algunas no las compartas. El viajar te abre los ojos y la cultura. Aprendes a diferenciar, a quitarle importancia a ciertas cosas. Me encanta saber mas . Me ofrecen una especie de tortilla de plátano y sin mas, me la como. No esta mal, dulce, muy dulce. La bebida es de color rosa. Hay algo mas pero el olor picante me llega con mucha fuerza. Sin ofender la rehusó intentando explicar porque. Se ríen. Nuestro conductor tiene pinta de bonachón y nos cuida mucho. El joven que le acompaña ha estado malo y Vicky, nuestra medico le curó. A veces tengo al sensación de ser peores que los turistas japoneses. Vemos algo Interesante. paramos el bus y nos bajamos con todas la cámaras. Callejeamos, con timidez y pidiendo permiso, entramos en las casas. Seguimos sin topar con mas turistas que una pareja de Madrid con sus niños. Ella trabaja en la asociación de Vicente Ferrer. Que interesante todo lo que cuenta, aunque muchas son las penurias de este pueblo. Como realizan las casas, donde enseñar a las mujeres, como acceden a los microcreditos, como enseñan a leer a los niños. No puedes dejar de replantearte el dejar el grupo e ir a la asociación. Seria un cambio pero muy útil. Difícil paso, al dejarnos llevar por las comodidades que nos esperan en casa. Todos tenemos interiormente esa imagen novelesca de las ongs. Peor no están fácil entrar. Para ellos eres mas una carga si solo estas dos meses. Aun así no dejamos de pensarlo.
La zona de pantanos y reserva de tigres se abre delante de nosotros. Con mucho cuidado y no salir del grupo. Ahora si que nuestros foráneos, que así llamamos a nuestros Hindis, nos tienen vigilados. Llegamos hasta Periyar. El barquito nos espera. Me lo miro y me digo… El lago parece tranquilo, el barco inestable. Si no subo… me quedo esperándoles del paseo. Que hacer? Los monos se van acercando sin miedo y la fauna no me gusta mucho. Con un gran suspiro, me uno al grupo, me siento y apenas me muevo durante toda la travesía. Que pocos me gustan los barcos pero cuanto merito le pongo. Pedro, me achucha, pero intento no seguir sus bromas sin perder mi estilo. Nunca puedo dejar decaer mi imagen sin perder el honor diría mi padre…No vimos mas que cervatillos. Los tigres debian estar durmiendo o escondidos cansados de tantas fotos. La tarde va cayendo y los anocheceres son de una belleza impresionante realzando los colores.

Kumarakon, lago y pescadores sumergidos.


Como contarte como fue nuestro despertar en Kumarakon...? Se puede decir que al principio fue asustadizo porque hemos entrado en plena selva india. En medio de los sueños, oi un enorme estruendo que me desvelo y mirando a mi lado observe a mis dos chicas durmiendo placidamente. Algo golpeaba con fuerza este techo de teja. Mire hacia arriba pero no se veía nada. Poco a poco, mis ojos se fueron cerrando y volví al mundo onírico. El hotel es de ensueño. No llego a comprender este llamado lujo asiatico. Los precios son asequibles y te ofrecen verdaderos paraísos. Tambien en este , las habitaciones son casitas separadas por unos lago con barquitas en las que puedes pasear. Mas bien como una Venecia en pequeño. Los jardines, muy cuidados y los restaurantes con todas las exquisiteces del país, así como las frutas mas curiosas. Mi soñolencia me fue ganando terreno de nuevo sin mas preocupaciones. Las primeras luces del día nos volvieron a la realidad al oír al conjunto de loros y cuervos cuando se pusieron a cantar en nuestro balcón. No eran precisamente cantos gregorianos. Volvíamos a esas películas de Tarzan, solo faltaban los monos llamándose y los elefantes con la trompa levantada.....Estamos vagos, no corremos al lavabo y nos dejamos llevar. Tenemos por 1º vez unas horas tranquilas. En una gran sala, sin ventanas, sin muros y con unos sofás comodísimos, nos dejamos calentar por los rayos que entran… Unos leyendo, otros paseando y yo, escuchando música, intentando volar mas allá del horizonte. Llegamos al anochecer. La piscina alumbrada, el lago con lejanas luces y los músicos con sus flautas largas, los tambores y una extraña guitarra, amenizaban la noche. No podíamos acostarnos sin dejar de investigar los alrededores. En cuanto traspasabas la puerta y los muros del hotel, todo cambiaba. Un largo camino de piedras oscuro, sin asfaltar, con pocas farolas, casi sin luces, nos llevaba hasta el pueblo. Todos unidos sin dispersarnos fuimos andando. Teniamos mas miedo que peligro habia. Con las 1º casas, un mundo nuevo. Los niños corriendo o bañándose en ese canal que rodeaba el pueblo. Los hombres en barcos de madera mirando el fútbol todos unidos y las mujeres sentadas en las puertas de sus casas reuniadas, riéndose seguramente de nuestras caras despistadas. Mayormente, son morenas y sus ojos penetrantes. Con su tez aceitunada, son mujeres realmente muy guapas. Por lo que se divisaba desde la puerta del jardín, pocos muebles, todos de madera con muchas decoraciones y las paredes poco decoradas. Eso si, imágenes de buda, velas y esas coloreadas con ese papel brillante muy parecida a las que venden en las tiendas chinas. Si paramos, entonces vienen e intentan entablar conversación y conocernos. En el puerto, una larga piragua con mas de 20 hombres entrenándose para la regata del mes. Ni un alfiler, apenas uno se mueva, acaban en el agua. Cualquier imagen que puedas hacer, puede llegara ser premiada en un concurso. Cualquier imagen aquí , vale mas que mil palabras como dice el dicho. Todo te lo llevarías. Las expresiones de los niños, los colores de los Sharif, el verde de la selva, la sonrisa de las mujeres….
Y............ volvíamos a viajar por barco. Me arme de valor, me agarre a mi amiga Olga y mire con desconfianza a esa cosa que se iba a cercando. Techo de bambu, vientre plano. Iniciamos el paseo por el lago.... Es verde , oscuro, con canoas de aquellas antiguas y con muchas plantas flotando. El barco es muy alargado pero solo tiene dos camarotes. No era el que habían alquilado ya que por la huelga, casi nos dejan en tierra. Aquí también hay esquiroles. En lugar de uno grande, teníamos dos pequeños. Como decía las canción de los Bravos, "las niñas con las niñas…. Los niños con los niños…. ".. ja ja ..Eso si, a la hora de la comida, todos juntos. El paisaje muy curioso, mas propio de las playas del caribe. Nos ofrecian cocos abiertos con una pajita. Costaba ver a los pescadores sumergidos entre los juncos. Forma extraña de pescar. Un pájaro negro competía con ellos por el pescado. Largas barcas, mas parecidas a una sandalia transportando todo tipo de materiales. Cemento, piedras. Volvemos a las imágenes del antiguo Egipto. Todo descargado a mano, por una barandilla de madera, bastante inestable.
Y la noche llego. A las nueve de la noche ya cenábamos. Y a las 10…..Que hacer tan pronto? Estábamos atracados en medio de la selva...llovía y llovía... Que mejor que aprender a jugar a los chinos, a hacer trampas con poder.....y mirar la luna?