EN BUSCA DEL RÍO PERDIDO….
Buscamos un río y encontramos calles medievales….
Buscamos agua y encontramos tiestecillos pintados con plantas de muchos colores. Buscábamos cascadas y encontramos 3 pantanos.
Cuando el verano estaba llegando a su fin. Volvemos a Italia. No para ver monumentos o recorrer sus calles. Esta vez la excursión es totalmente diferente. Pequeños pueblos de calles empinadas, calles sin asfaltar y recodos de agua que corre por donde se ha abierto camino. En cada cerro, un castillo. En cada camino, una granjilla.
Pero antes, porque no darte un capricho muchas veces deseado..? Volvemos a Italia y esta vez no podía dejar pasar el visitar la ciudad del agua, la cuidad medio sumergida. Venecia había sido, durante mucho tiempo ese viaje que muchas veces había soñado. Curiosamente, ahora que no me gustan los barcos ni nada que tenga que ver con lo náutico es cuando voy.
Llegamos al atardecer. Intrigada donde dejar el coche nunca pensé que atravesaría el mar por el puente. No podrás.. tendrás que coger un vaporeto…..Con la maleta a cuestas por esos puentes llenos de escaleras, nadie piensa que los turistas siempre van cargados?, pasamos a la primera isla caminando por la vía España. Hacia calor y la gente paseaba. A veces era difícil avanzar. Los canales estaban llenos de embarcaciones de todo tipo.
Los taxis y los autobuses también flotan. Los gondoleros gritan su reclamo destacando por sus camisas a rayas y sus sombreros. Las calles son tan estrechas a veces que tienes que entrar de costado. Por fin el hotel Zenucchi. Normalito, céntrico y limpio. El precio no esta mal y la comodidad de poder dormir dentro de la isla vale la pena. Tenderetes con mascaras diversas y a veces muy curiosas, recuerdos muy frikis que aumentaría cualquier colección de “donde lo pongo” y camisetas con el nombre se entrelazan con las tiendas caras de ropa, de cristal de Murano o de obras de arte. El puente de Rialto lleno de parejitas recién casadas, de parejas mayores que reviven ese momento o de amigas despistadas como nosotras. Los pequeños restaurantes escondidos en cualquier esquina hacen de su rincón un lugar para pararse al anochecer. Gente, mas gente y da igual que hora sea, la ciudad sigue viva. Pero Venecia es como un laberinto y es fácil perderse. Optamos, a mi pesar, volver en vaporeto. Ese autobús flotante. Lo miro con respeto. Pero que remedio me queda?.......la noche va oscureciendo los canales haciendo que las sombras de la vida se vuelvan diferentes………
Los taxis y los autobuses también flotan. Los gondoleros gritan su reclamo destacando por sus camisas a rayas y sus sombreros. Las calles son tan estrechas a veces que tienes que entrar de costado. Por fin el hotel Zenucchi. Normalito, céntrico y limpio. El precio no esta mal y la comodidad de poder dormir dentro de la isla vale la pena. Tenderetes con mascaras diversas y a veces muy curiosas, recuerdos muy frikis que aumentaría cualquier colección de “donde lo pongo” y camisetas con el nombre se entrelazan con las tiendas caras de ropa, de cristal de Murano o de obras de arte. El puente de Rialto lleno de parejitas recién casadas, de parejas mayores que reviven ese momento o de amigas despistadas como nosotras. Los pequeños restaurantes escondidos en cualquier esquina hacen de su rincón un lugar para pararse al anochecer. Gente, mas gente y da igual que hora sea, la ciudad sigue viva. Pero Venecia es como un laberinto y es fácil perderse. Optamos, a mi pesar, volver en vaporeto. Ese autobús flotante. Lo miro con respeto. Pero que remedio me queda?.......la noche va oscureciendo los canales haciendo que las sombras de la vida se vuelvan diferentes………
Cruzando media Italia, sin saber realmente sin saber ciertamente por donde teniamos que ir. Con plano en mano y mucha atencion. La conduccion es peligrosa. Se te pegan los coches y no dejan de pitar. Dos chicas solas. Solo nos falta el dos caballos para parecer aquellas escursiones que se hacian una vez acabado el colegio. Buscabamos Balze y las montañas. Buscabamos a Marco y los apeninos.
Dejamos por fin la Crta E- 45, buscando un pueblecillo llamado Villa de Montecoronado. La crta se contorsionaba sin delicadeza y aun siendo finales de verano, la oscurida entre los arboles y el frescor que entraba por las ventanillas, eran dignos de un suave invierno. El pequeño pueblo se nos escapo prontamente, sin dejar sorprendidos a esos viejecilos que nos vieron pasar. Una señal de prohibido, unas piedras en la senda pero sin detenernos y con mucho cuidado llegamos a un lugar mas civilizado. Solo 20 kms habia pero parecia un lugar totalmente distinto.
Entre arboles y con poca luz, vimos como el agua corria levemente. Entre ramas y mucho verdor, saliendo sin fuerza de una piedra, encontramos nuestro Tevere. Suave, solo un caminillo y casi sin fuerza.... Habria habido sequia , era mi primera pregunta. O nos habriamos equivocado? donde estaba aquella cascada que habia visto en las paginas web? donde estaba esa fuerza salvaje que todos los rios tienen?
La noche iluminada por esa luna llena grande, el paseo nocturno por sus calles y el no hacer nada mas que descansar dio por concluido el dia.
Nos embarcamos en un viaje, seguro que estara lleno de aventuras y una forma muy especial de hacer turismo
Nos embarcamos en un viaje, seguro que estara lleno de aventuras y una forma muy especial de hacer turismo